[Opinión] Camila Bozzo: Sí hay un mal menor
[Opinión] Camila Bozzo: Sí hay un mal menor

Avizoro dos escenarios si Castillo llega al poder. En el primero, Cerrón y sus correligionarios logran hacerse del poder y forjan su plan totalitario y estatizador. No les resultará fácil porque para eso tienen que patear el tablero, pero ya nos han demostrado su desdén por las “pelotudeces democráticas”. Castillo estará expuesto a una presión constante de la bancada para materializar, por lo menos en parte, las propuestas maximalistas de Perú Libre; y no es, entonces, descabellado plantearnos esta posibilidad. En el segundo, que es el más probable, Castillo nos lleva al abismo de la improvisación y del desborde popular. Además, implementa sus planes de restringir importaciones, renegociar contratos y fraguar un Estado empresario; y estos planes no son más que un tobogán al descalabro económico y, a la postre, multiplicarán la pobreza.

También avizoro dos escenarios si Keiko llega al poder. En el primero, claudica ante el piloto automático y no promueve reformas para cerrar las brechas y para acercar el Estado al ciudadano, e intenta concentrar todo el poder que la sociedad civil le permita. En el segundo, convoca a gente que trascienda el cogollo fujimorista y logra forjar una coalición que garantice el respeto a los valores democráticos, y emprende reformas para alcanzar un Estado más eficiente e inclusivo. Aprovecha, además, los precios del cobre para recaudar y redistribuir. Desde el Congreso, y en un intento de redención, impulsa la reforma política y de justicia.

Cualquiera de estos dos escenarios es mejor a lo que Castillo nos ofrece. Y eso, para mí, representa el mal menor. Y considero que muchos de quienes creemos en la traición democrática y liberal, y que en otras circunstancias no hubiéramos votado por el fujimorismo, le estamos prestando nuestro voto a Keiko porque vemos en Castillo un salto al abismo y porque queremos confiar (a algo tenemos que aferrarnos, ¿no?) en que ella podría hacer un gobierno mínimamente viable. Eso sí, su gobierno deberá ser vigilado por una ciudadanía que no se arredre ante cualquier intento de autoritarismo.

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