Esta política de promover solo energías renovables (intermitentes y caras), nos ha hecho vulnerables. El año 2023 (escasez hídrica), nos pasó una factura de más de US$ 2,700 millones de sobrecosto, al obligarnos a producir electricidad cara con petróleo (lo mismo que hace Chile), pese a tener centrales hidroeléctricas y a gas; que ya están al límite.