"Lo que sí sé es que la xenofobia se cura con la civilización". (Foto: Andina)
"Lo que sí sé es que la xenofobia se cura con la civilización". (Foto: Andina)

Los populistas de izquierdas y derechas, los pobristas de unas y otras, los nacionalistas de las primeras y de las segundas y los religiosos o ideólogos de ellas y aquellas son, en suma, los enemigos del comercio. Ellos han usado y usan la , que es el odio y repugnancia hacia lo extranjero o también las creencias, actitudes y comportamientos hostiles hacia las personas de distintos orígenes o costumbres, como mecanismos predilectos de poder para despreciar, discriminar y agredir al otro.

Dicen que el Perú viene parando al socialismo en Latinoamérica. Me pregunto por las causas. ¿Será que somos adversarios de la xenofobia; que naturalmente queremos a los extranjeros y que no somos hostiles con ellos? ¿Será que venimos siendo conformados por comerciantes informales que son, a todas luces, enemigos de los enemigos del comercio? ¿Será que buscamos una relación con el Estado para que no interfiera en nuestro comercio? ¿Será que queremos un comercio en el que la formalidad sea más barata que la informalidad?

No lo sé. Lo que sí sé es que la xenofobia se cura con la civilización, ese “lento, arduo y ¡emocionante! proceso de sometimiento de la emoción a la razón. Un viaje desde la tribu, recelosa y cerril, hacia el encuentro con otras tribus y otros hombres. Un viaje impulsado por la curiosidad, el ansia de conocimiento y la aceptación de lo mucho que los seres humanos tenemos en común frente a aquello que obviamente nos distingue” (Cayetana Álvarez de Toledo).

El Perú viene frenando la xenofobia que está a su costado y al acecho. Parece que tenemos las convicciones, el coraje y la constancia que se necesitan y que somos más civilizados y amigos del comercio de lo que se pensaba. Seámoslo siempre.

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