Foto: GEC
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Disponemos nuestros corazones para llorar, agradecer y pedir por nuestro Perú. Son tiempos singulares de duelo, depresión y desesperanza. Hay dolor en nuestros corazones. 180 mil muertes. Hay depresión mental y económica en millones de familias. Hay desesperanza en cada rincón por la incertidumbre, la precariedad y la desconfianza.

Ansiosos, aunque también agradecidos. Estemos agradecidos por haber nacido en una tierra bendita. Agradecidos por ser herederos de una cultura milenaria, cuidadores de una república bicentenaria y forjadores de una nación de ciudadanos. Nuestros ojos contemplan la hermosura de tus costas, valles, cordilleras, ríos y selvas. Agradecidos por la bendición de nuestra diversidad, reconociendo que ella también vuelve más compleja nuestra unidad. Tiempos de singular fragmentación y polarización.

Pidamos perdón por no cuidar lo suficiente nuestra tierra, por no amar lo suficiente a nuestro prójimo. Perdón por usar nuestras palabras no solo para construir y aportar, sino también para derribar y destruir. Perdón por la violencia, por el insulto, por la mentira. Perdón por reconocernos primero como enemigos políticos, antes que como amigos ciudadanos. Perdón por priorizar nuestras diferentes preferencias políticas de izquierda, centro o derecha, en vez de priorizar nuestras iguales aspiraciones a la justicia, la libertad y el amor.

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Pidamos un espíritu de unidad, humildad y sabiduría para ambos candidatos. Ambos liderarán la nación. Uno/a el gobierno. El otro/a la oposición. Que promuevan unidad en cada gesto, en cada palabra, en cada acción. Pedimos un cambio. Un cambio primero en nuestros corazones. Sanidad a nuestra tierra. Restauración a nuestras heridas. Unidad en nuestros líderes. Bendición a nuestras familias. Fraternidad entre compatriotas. Dios, bendícenos con tu unidad. Jesús, con tu paz. Espíritu con tu verdad. Úsanos como puentes de confianza. Amén.

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Víctor García Toma
Víctor García Toma