(Foto: Presidencia)
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Después de casi 2 años, el último sábado fui al teatro. Disfruté del espectáculo “Déjame Que Te Cuente”, el concierto por el centenario de Chabuca Granda. Un número del musical me dejó con el corazón en la boca: un arreglo que mezcla tres de sus canciones de mayor tenor social. Bello Durmiente, Paso de Vencedores y El Surco.

Cuenta Chabuca que Bello Durmiente “fue escrita para mi país generoso. La hice hace muchos años, pero muchos años, cuando salió elegido un presidente que a mí no me gustaba. Me enfurecí, me fui a Europa y allí compuse la canción”. Se refería al gobierno de Prado Ugarteche, quien gobernó el Perú a fines de los años 50. Paso de Vencedores fue escrita en favor del gobierno militar de Velasco. “Paso de vencedores, tierra en rescate, clarines de la dignidad, Sol del Obrero Campesino triunfador…” cantó Chabuca en una reunión en Palacio de Gobierno por invitación del Presidente y sus ministros. No pasó mucho tiempo para que se arrepintiera de su apoyo. Fue invitada por segunda a vez a Palacio para cantar nuevamente Paso de Vencedores. Pensó en no aceptar la invitación. Finalmente asistió, pero cantó en cambio “El Surco”. “Era un miércoles; la invitación fue hecha un viernes anterior. Contra mi costumbre hice una canción en cinco días, esta. Es mi verdadero pensamiento; creo que así fue y no me gusta el secreto ni ocultar lo que creo”. Su verdadero pensamiento fue “Al lucero le gusta la libertad y al agua del arroyo la claridad. No dio fruto el lucero se fue a alumbrar y el agua del arroyo le fue a cuidar. En una hora triste quise cantar y dentro de mi canto quise gritar y dentro de mi grito quise llorar, pero tan solo canto para callar…”. Además de criticar al gobierno, se interpelaba con humildad a ella misma. “Creí que se levantaría el Perú cuando entró el señor Velasco, pero esa no era la manera de lograrlo. Quizá el Perú despierte un día, pero yo no lo veré”.

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La mitad del Perú pensó que se levantaría el Perú en junio último. Estos 100 días dan evidencia que no es la manera de lograrlo. Con casi nulas reformas, más bien el gobierno –en pared con el Congreso– impulsa contra-reformas: transportes, educación superior y magisterial. Los extremos están desubicados: unos aseverando que es el mejor gobierno en 200 años y otros que por ser el peor gobierno, solo queda vacancia. Mientras tanto, la gran mayoría seguimos desconcertados y dormidos. “Despierta, Bello durmiente”.

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