"Gobernar el país requiere de equipos sólidos, solventes e íntegros, no un grupete mediocre e improvisado, creado a imagen y semejanza de su caudillo".
"Gobernar el país requiere de equipos sólidos, solventes e íntegros, no un grupete mediocre e improvisado, creado a imagen y semejanza de su caudillo".

Basta de políticos que hacen evidente plagio intelectual en sus libros y tesis para lograr títulos o plazas públicas. La creatividad intelectual y no el robo académico debiera ser su conducta.

Basta de autoridades que le exigen a sus equipos o familiares favores sexuales o económicos abusando de su poder. El servidor público generoso y ético, y no los violadores o mochasueldos codiciosos, debería ser el prototipo de político.

Basta de funcionarios públicos que usan mafias corruptas para llevarse un beneficio ilegal como intercambio a su influencia. Los funcionarios deben construir redes de confianza en beneficio de la ciudadanía, no redes corruptas para su beneficio particular.

Basta de autoridades que no asuman responsabilidad y aceleren procesos de investigación y juicio sobre los 49 muertos, centenas de heridos y docenas de propiedades públicas y privadas destruidas. La justicia en el Perú debería ser una constante para defender derechos fundamentales, no una excepción como lo es ahora.

Basta de candidatos con escasa preparación, sin una trayectoria comprobada y ética, con un ego colosal que engorda su equivocado sentido de salvador. Gobernar el país requiere de equipos sólidos, solventes e íntegros, no un grupete mediocre e improvisado, creado a imagen y semejanza de su caudillo.

Basta de políticos que deciden entrar a la política para defender especial o exclusivamente sus intereses mercantilistas o judiciales. La política existe para defender el bienestar público de toda la ciudadanía, no para defender el privilegio privado de ellos mismos.

Basta de congresistas que impulsan leyes que constituyen un retroceso para la educación de calidad, el transporte eficiente, la meritocracia docente, la minería legal y sostenible. El país requiere urgentes reformas para garantizar mejores reglas de juego, y no mediocres contrarreformas para destruir la débil institucionalidad.

Basta de líderes que se niegan a escuchar, dialogar y consensuar con actores que piensan diferente a ellos, usando la violencia, el insulto y la descalificación. La democracia es el arte de la convivencia entre minorías diversas y no la ciencia de imponer “mi verdad perfecta” al resto “equivocado por ser terrorista y comunista o fascista y bruto y achorado”.

Basta de seguir dormidos por cansancio, apatía, desesperanza o complacencia. Según los lentes que uses, el Perú podría estar mejor, igual o peor que hace unos meses. Pero indudablemente con cualquier color o diseño de lentes, el Perú está muy lejos aún de ser una nación donde todos gocemos de justicia, libertad y bienestar. Y si no nos despertamos hoy, quizás cuando lo hagamos, sea demasiado tarde.