En los últimos 7 años, el Perú ha y está enfrentando 7 crisis muy profundas: corrupción por Lava Jato y Cuellos Blancos; destrucción por Fenómeno El Niño Costero; obstrucción política por vacancias y cierre congresal; depresión por el daño mental, educativo y económico debido a COVID-19; polarización por pugnas y peleas en las últimas elecciones generales; degradación estatal por desprestigio, mediocridad y corrupción de autoridades actuales; desilusión por la no clasificación a Qatar, la salida de Gareca y Oblitas, y la alicaída institucionalidad deportiva.
Corrupción, destrucción, obstrucción, depresión, polarización, degradación. Desilusión. Es muy duro y complejo para el alma nacional el impacto que tiene esta seguidilla de sucesos naturales, epidemiológicos y políticos. Exacerban la desconfianza y la división entre quienes somos parte de una misma comunidad: el Perú. Y cuando las crisis golpean con más fuerza, es donde más necesitamos de liderazgos valientes que nos hagan avanzar en medio de la tempestad, sin perder el entusiasmo. La ciudadanía concluye abrumadoramente que esos liderazgos no están en la Presidencia, ni en el Gobierno, ni en el Congreso. Pero claro que hay liderazgos en todo el país. Por eso, aunque me duelen y entristecen las crisis, quiero celebrar también.
1. Celebro a aquellos peruanos que dialogan y no pontifican, escuchan y no interrumpen, preguntan y no juzgan, confrontan con amor y no hablan a las espaldas.
2. Celebro a aquellos jóvenes que se quedan en Perú a estudiar y trabajar, que se ponen de pie con valentía en medio de un tiempo de ansiedades y depresiones.
3. Celebro a aquellos funcionarios públicos que se aferran a defender la excelencia, la meritocracia y el servicio ciudadano.
4. Celebro a aquellas organizaciones de la sociedad civil que redoblan esfuerzos para incidir y movilizar cambios positivos en la sociedad.
5. Celebro a aquellos empresarios que continúan dando empleo digno, inversión sostenible; y aún más a los activistas que con su voz y talento están construyendo una nación para todos, y no solo para algunos.
6. Celebro a aquellos políticos comprometidos y críticos de sus propios partidos, que reconocen con humildad que hoy tienen amplio rechazo popular y están impulsando transformaciones internas urgentes.
7. Celebro a los emprendedores sostenibles, sociales y civiles que, en medio de estas crisis, han encontrado más oportunidades para traer bienestar, desarrollo y democracia.
Indignado por las crisis, pero muy inspirado por muchos peruanos y peruanas. Perseveremos.