“En el Congreso no hay votos para la vacancia, pero Castillo no se ha salvado de las calles que piden su renuncia”. (Foto: GEC)
“En el Congreso no hay votos para la vacancia, pero Castillo no se ha salvado de las calles que piden su renuncia”. (Foto: GEC)

El país está amenazado por la violencia, fruto de una crisis económica con severa inflación, agudizada por el conflicto Rusia-Ucrania (la cereza del postre). La crisis se vislumbra desde el 28 de julio con sucesivos gabinetes sin capacidad para enfrentar ni resolver problemas nacionales. El COVID en retirada tampoco es la causa. El Perú retrocede con un ‘presidente’ sin preparación ni aptitudes para el encargo, que convoca a gente sin experiencia ni capacidad; solo allegados, partidarios, amigos, cerronistas o de Juntos por el Perú (aunque pretendan desmarcarse), con prontuario más que CV. La izquierda asumirá el pasivo de la crisis económica y de gobernabilidad.

Ni la guerra, la pandemia o la Constitución son culpables del desgobierno. Desde varios frentes se viene advirtiendo respecto de la inocuidad de sucesivos gabinetes igual de incapaces (salvo excepciones) que el ‘prosor’. Una selección de los peores.

La izquierda revoltosa desde siempre, con azuzadores de la calle, hoy es Gobierno y recibe su propia medicina. Discursean que se afecta la propiedad privada que ellos mismos no valorizan. El Pueblo que Castillo (victimizándose) dice “representar”, grita “Castillo no nos representa; el pueblo unido jamás será vencido”. El “No más pobres en un país rico”, generador de promesas irresponsables e incumplidas, es cuna de mentiras que hoy pasan la factura siendo un búmeran. Hay un fuerte incremento de la canasta básica familiar, que desencadena un conflicto que escala. Siembra vientos y cosecharás tempestades.

En el Congreso no hay votos para la vacancia, pero Castillo no se ha salvado de las calles que piden su renuncia. Hasta hoy hay seis muertos que el Gobierno minimiza. La crisis política está convertida en anarquía y es responsabilidad de Castillo. El estado de emergencia arbitrario, que fue incumplido, facilitó las protestas callejeras y, al cierre de este artículo, el Perú sigue convulsionado.


TAGS RELACIONADOS