"La Federación Peruana de Fútbol (FPF) con Lozano, cuestionado presidente, está comprometiendo la actividad y futuro del alicaído fútbol peruano (una de las peores ligas suramericanas) en una disputa respecto de los derechos de TV". (Foto: FPF)
"La Federación Peruana de Fútbol (FPF) con Lozano, cuestionado presidente, está comprometiendo la actividad y futuro del alicaído fútbol peruano (una de las peores ligas suramericanas) en una disputa respecto de los derechos de TV". (Foto: FPF)

Eltiene su propia dinámica. Alrededor de esta se mueven miles de millones de dólares. Como dicen, “el fútbol es lo más importante de las cosas menos importantes”.

Qatar invirtió varios miles de millones para hacer un mundial a pesar de no tener un equipo de fútbol destacado. El Mundial exitosamente organizado le dio la visibilidad que no hubiera podido conseguir de otra forma, así millones de personas conocen hoy de su existencia, potencialidad, ubicación, economía, costumbres y valores. La política y el fútbol tampoco están divorciados.

Para el fútbol la TV es la fuente principal de ingresos. Esta proyecta imagen y publicidad, principal activo de los equipos. Dependiendo de la cantidad de seguidores o ‘hinchas’, tendrás mayores y mejores sponsors o empresas pagando por vincular sus productos y servicios con el club. Se suman también otros ingresos: marketing de productos, asistencia a estadios, pero sin TV el fútbol no sería lo que es hoy.

La Federación Peruana de Fútbol (FPF) con Lozano, cuestionado presidente, está comprometiendo la actividad y futuro del alicaído fútbol peruano (una de las peores ligas suramericanas) en una disputa respecto de los derechos de TV. Parecería que la FPF no está negociando mejores condiciones económicas que las que obtendrían los equipos más importantes en una negociación bilateral. No está claro ni siquiera cuánto recibirían.

Tras estos ‘nuevos acuerdos’ el aficionado pagaría una suscripción de cable adicional, una barrera para alcanzar mayor audiencia. El fútbol no sería para todos sino para quienes paguen dicho sobrecosto.

 Esta disputa debilita al fútbol peruano, la FPF no puede ni debe divorciarse de los principales equipos aunque sea populista en ofertas para ganarse el voto de los equipos chicos. Para que el modelo sea sostenible, la FPF debería ofrecer mejores condiciones de las que obtendrán los clubes de manera bilateral. La problemática está en la asignación de esos recursos: proporciones y lo que le tocará a cada club.

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