“El gobierno aplica la estrategia de la desinformación y descontento para reintroducir a la agenda la Asamblea Constituyente”. (Foto: archivo Presidencia)
“El gobierno aplica la estrategia de la desinformación y descontento para reintroducir a la agenda la Asamblea Constituyente”. (Foto: archivo Presidencia)

Ante la incapacidad de solucionar los problemas del país, el gobierno aplica la estrategia de la desinformación y descontento para reintroducir a la agenda la Asamblea Constituyente. El premier y sus exabruptos son un distractor, quitando atención al ‘prosor’ y su incapacidad alarmante, indicios de corrupción (las escuchas de Karelim López lo implicarían en banda delincuencial) y una acusación de plagio.

Tras el fracaso castillista, la izquierda afirma que el gobierno es derechista, mientras el oficialismo pretende culpar al empresariado de monopolios (que no lo son) como causante del alza de precios, siendo responsable de ello la inflación agudizada por el conflicto europeo y el dólar al alza debido a la inestabilidad política. Esto prepara el terreno para propuestas populistas: control de precios y participación del Estado en actividades empresariales, algo nefasto y ya vivido.

El Congreso es también víctima de distorsiones oficialistas, mientras la Asamblea Constituyente solo es prioridad para el 8% de la población.

Aunque inconstitucional, el proyecto oficialista le permite retomar la iniciativa política y distrae de graves problemas nacionales. El reacomodo de piezas podría alinear en un mismo frente a la derecha, caviares, empresarios, iglesia y prensa; ello gracias al desgobierno y exabruptos del premier, que parecía desahuciado tras alabanzas hitlerianas y ofensas al cardenal Barreto.

Los Consejos de Ministros descentralizados, utilizados para defenderse y “oír sin escuchar”, no resuelven nada (pasarán factura por expectativas insatisfechas).

En aprobación, Castillo se desploma. Desde noviembre tenía los días contados, en medio de denuncias, incapacidad, deterioro económico y gabinetes impresentables.

En tanto, en la oposición no aparece una figura con liderazgo nacional para acelerar el relevo de Castillo.

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