La barbarie debería, sin dubitación, unirnos. Debería gatillar la reacción unánime en contra. Debería, al menos en ese punto, disipar cualquier discrepancia. Y en esto no es suficiente el decir, de manera políticamente correcta, “lamentamos profundamente los hechos y expresamos la solidaridad con las familias de las víctimas”.