“El Proyecto Majes se concibió en 1966 como un proyecto de desarrollo regional agrícola e hidroenergético, derivando las aguas de los ríos Colca y Apurímac”. (Foto: Andina)
“El Proyecto Majes se concibió en 1966 como un proyecto de desarrollo regional agrícola e hidroenergético, derivando las aguas de los ríos Colca y Apurímac”. (Foto: Andina)

Desde que tengo uso de razón, he oído del gran proyecto Majes-Siguas, que dinamizaría la economía arequipeña generando divisas, bienestar y desarrollo, reteniendo, además, el talento nativo en las actividades económicas que este proyecto generaría.

El Proyecto Majes se concibió en 1966 como un proyecto de desarrollo regional agrícola e hidroenergético, derivando las aguas de los ríos Colca y Apurímac en las zonas altas y acumulando para ello, el recurso hídrico excedente de la temporada de lluvias en reservorios. Este proyecto irrigaría las pampas de Majes asegurando la alimentación de la población y con amplia capacidad de generar divisas por la agroexportación. Tendría también capacidad hidroenergética limpia por casi 600 MW, solventando las necesidades energéticas de la región que hoy es deficitaria.

Se inició la primera etapa en 1971 con la construcción de la represa de Condoroma y un sistema de conducción hidráulica de más de 100 km de túneles para llevar el agua hasta las pampas de Majes e irrigar apenas 14,000 hectáreas. La segunda etapa aprovecharía la infraestructura existente y lograría irrigar 38,000 hectáreas adicionales en las mismas pampas. Se tardó 40 años para entregar la segunda etapa de este proyecto en concesión, lo que sucedió en diciembre de 2010.

La efímera ilusión characata de recuperar el sueño del desarrollo regional fue boicoteado, a partir de ese momento, por los consecutivos gobernadores de Arequipa: Guillén, Yamila Osorio, el nefasto y mareado recluso Cáceres Llica y por supuesto por sus intrascendentes sucesores Walter Gutiérrez y Kimmerlee Gutiérrez. Todos ellos fueron dinamitando las ilusiones de un pueblo, para convertirlas en frustración.

El pasado 10 de enero, el concesionario dio por resuelto el contrato, debido a la imposibilidad de su ejecución por las reiteradas faltas del concedente. Se hartó de la desidia e incapacidad de los funcionarios arequipeños en cumplir sus obligaciones y se van. No sin antes reclamar daños y perjuicios.

Los mencionados gobernadores han incurrido en responsabilidad civil por omisión de funciones y el resarcimiento es solidario. Deben ser investigados y sancionados oportunamente para evitar la prescripción. Los responsables de privar a Arequipa del progreso que trae US$2,700 millones en inversiones agrícolas y jornales chacareros por US$400 millones al año merecen escarmiento ejemplar para crear consciencia de la responsabilidad que entraña gobernar en las regiones y en el gobierno central.

TAGS RELACIONADOS