-No puedo dejar de enviar mis saludos, con un pequeño retraso, a Willax. Gracias a Dios que Willax existió –y existe– para romper con el coro uniformemente oficialista (vizcarrista y sagastista) de la televisión peruana (salvo la excepción de Panamericana y algún colega más de la pantalla). Fueron días de oprobio para la mayoría y de gloria para Willax, la única ventana abierta en esa época en que los demás le cantaban cumpleaños feliz al Lagarto, incitaban a la rebelión callejera contra el legítimo Merino, defendían la porquería de las vacunas chinas como si fueran funcionarios de Xi o silbaban al costado mientras turbas de caviares intolerantes iban a atacar a Beto a su casa. Y luego Willax combatió y combate sin cuartel a este gobierno comunistoide y desastroso. En un país donde se sigue cumpliendo con el “pacto infame de hablar a media voz” y se aplaude la crítica meliflua, Willax entra como un ácido a los pusilánimes. Y un saludo a Erasmo Wong, que tiene la coherencia y valentía de los que carecen el 90% de los empresarios peruanos. Comparen nomás a Willax con Latina…