"La idea de Mohme y de la izquierda es que la Iglesia le eche un balón de oxígeno a un asediado gobierno marxista (lo cual ya de por sí es paradójico, siendo ateos los rojos) propiciando un “diálogo político” bajo una iniciativa llamada Resucita Perú Ahora". (Foto: Cancillería)
"La idea de Mohme y de la izquierda es que la Iglesia le eche un balón de oxígeno a un asediado gobierno marxista (lo cual ya de por sí es paradójico, siendo ateos los rojos) propiciando un “diálogo político” bajo una iniciativa llamada Resucita Perú Ahora". (Foto: Cancillería)

Dada la diferencia de horas, no puedo escribir hoy sobre el resultado de la votación de la admisión de la moción de vacancia, así que examinaré otro tema.

Una de las formas más certeras de determinar el grado de desarrollo de una sociedad es observar el nivel de influencia que la Iglesia todavía tiene en ella. Hace 50 años Cantinflas interpretó muy bien en “El Padrecito” al curita de pueblo que se entromete en todo como el gran componedor. Penosamente, el Perú, en pleno siglo XXI, sigue siendo una sociedad muy atrasada, donde los clérigos creen que deben ser también protagonistas de la política ante la ineficiencia de los políticos y de los canales institucionales ante las crisis. Antes eran los partidos de derecha conservadora y clerical quienes acudían a los curas para estos menesteres. Ahora es la izquierda la que astutamente se ha dado cuenta de que una alianza con clérigos “progres” le es muy útil.

Así, ayer La República (vocero hoy en día del oficialismo, como lo fue bajo el humalismo) puso en portada, interior (entrevista) y editorial al sacerdote , un jesuita de izquierdas nombrado cardenal por un Papa también jesuita y zurdo.

La idea de Mohme y de la izquierda es que la Iglesia le eche un balón de oxígeno a un asediado gobierno marxista (lo cual ya de por sí es paradójico, siendo ateos los rojos) propiciando un “diálogo político” bajo una iniciativa llamada Resucita Perú Ahora.

O sea, los políticos tienen que someterse a un foro guiado por los curas y bajo la batuta de Barreto. Medieval, ¿no? Y, claro, el propósito último de Mohme y la izquierda es simplemente ganar tiempo para que el senderoide Castillo salga de estar contra las cuerdas y se case políticamente con los caviares, en un nuevo gabinete que convoque al “centro” (así se hace llamar la caviarada ahora), con Barreto del curita oficiante de la boda. ¡Todo digno de “El Padrecito” de Cantinflas!