Foto: Presidencia Perú
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Cuentan que el ministro Rada y Gamio le preguntó al presidente Leguía cuál era su plan de gobierno tras jurar este su tercer mandato al ser reelegido en octubre de 1929 (o sea, en periodo del llamado ‘oncenio’ 1919-30. Antes Leguía gobernó de 1908-12). Según ese relato (que “si no es cierto, está bien contado”, como dice el refrán italiano), Leguía le contestó lacónico: “Durar”.

Innecesariamente, Dina Boluarte ha reiterado que piensa permanecer en el poder hasta 2026. Escribo que ha sido una declaración innecesaria porque ya era tácito que su intención era gobernar hasta el 28 de julio de ese año y políticamente más le resta que le suma hacer explícita esa intención, pues solo ha servido para provocar a esa gran parte de la ciudadanía que la aborrece y para darles munición a sus numerosos enemigos políticos, más aún cuando estos últimos quieren volver a moverle el piso con una supuesta ‘tercera Toma de Lima’. Mejor que Boluarte se dedique a administrar silente el Estado, que pase desapercibida en la mayor medida posible para no mover olas. Debe percatarse de que su gobierno es muy precario, que ella es muy impopular y que el menor protagonismo posible suyo le ayudará a durar más. Que se olvide de que alguna vez va a ser querida. Lo que sí veo que la podría tumbar es que se venga un mega-Niño, tipo 1983 (el PBI cayó -12) o 1998 (quebraron 11 bancos). No creo que pueda resistir el gran malestar social y económico que se generaría.

Probablemente, a la misma Boluarte le gustaría dejar el poder ahora mismo, pero sabe que le espera un martirio judicial y la cárcel si hoy se baja del tigre. La caviarada y la izquierda se ocuparían inmediatamente de mover sus músculos locales e internacionales para encarcelarla. Salvo en El Salvador de Bukele o algún país muy exótico (¿China?, ¿Turquía?, ¿Rusia?, ¿alguna nación árabe?), no veo dónde podría refugiarse de la ofensiva judicial que le iniciaría la caviarada. O tal vez estará esperando que Trump llegue al poder y hacer algún trato.