Foto: AFP
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-Pensé que los chilenos eran otra cosa dentro del barrio, pero han resultado ser otros losers más. ¡Haber vivido la nefasta experiencia izquierdista de Allende y haberse esforzado por décadas por ser el ejemplo de la región para terminar entregando la redacción de su futura ley de leyes al marxismo! ¿No son increíbles? Es que a los países hispanoamericanos les encanta llegar a cierto nivel relativamente alto de desarrollo para luego tirarlo todo por la borda y hundirse en el marasmo, como Argentina, Cuba y Venezuela, naciones que llegaron a tener un standard de vida envidiable que luego evaporaron. Son además muy inútiles, como México, que firmó en 1994 un entonces exclusivo y ventajoso TLC con su vecino USA que debió convertirlo en lo que es China hoy. Esta semana Chile se unió definitivamente al club de los perdedores eternos. A nosotros Velasco nos hizo retroceder 30 años, y ahora estamos por elegir a un rojo. Colombia probablemente elegirá a Petrus y será la próxima Venezuela. Cada día me convenzo más que Hispanoamérica no pasará nunca de ser un aborto de España y que su futuro más seguro, con tanto izquierdismo, será ser básicamente una exportadora de ilegal mano de obra barata a USA.

-La República tiene la caparazón de preguntar, vía su megáfono IEP, si los medios apoyan a Keiko. ¿Y ellos qué hacen a diario con Castillo? ¡No me vengan a hacerse las vírgenes!

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-El protagonismo de la Iglesia en la política interna demuestra nuestro tercermundismo. Que los dos candidatos (¡Uno encima marxista!) firmen ayer una proclama bajo la tutela del cura Barreto fue medieval.

-Solo María Alejandra Campos –esa creación del tan decepcionante JJ Garrido (“Berckemeyer II”) que otrora tildó de “líder sabio” a Vizcarra– puede elogiar a la tan elemental vicepresidenta de Castillo, señora que no puede transmitir un solo concepto claro.

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