[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “A ver si José Williams cumple con su deber”.
[OPINIÓN] Aldo Mariátegui: “A ver si José Williams cumple con su deber”.

-Tras la arrolladora victoria de la derecha en los recientes comicios presidenciales paraguayos, recibimos la estupenda noticia de que la derecha chilena ha arrasado este domingo en las elecciones para definir a los 50 compromisarios que van a revisar el anteproyecto de Constitución, aquella que están elaborado unos juristas designados y que deberá ser ratificada luego por un plebiscito. Una derecha abiertamente pinochetista fue la gran ganadora (para dolor de la izquierda), que hará una mayoría blindada a vetos junto a la derecha más “soft” (que quedó tercera). O sea, la izquierda chilena jodió tanto, con vandalismo callejero incluso, por una nueva Constitución y al final el electorado va a tener que elegir entre una Constitución hecha por Pinochet y una nueva hecha… ¡Por pinochetistas! ¡Jua, jua,jua! A ver si nuestra estúpida izquierda peruana sigue insistiendo con eso de una nueva Constitución, que al final la pueden terminar redactando Porky y Martha Chávez. ¡Jua, jua, jua!

-Consulté con muchos juristas qué sucedía con una norma aprobada por el Congreso que luego el Ejecutivo no promulgó, refiriéndome a la ley que eliminaba la prisión por difamación y que Alan García no quiso promulgar en julio de 2011, a pesar de que era consciente del riesgo que podía correr la prensa con su sucesor Humala de haber sido este lo rojo que se esperaba. Pues resulta que TODOS coinciden en que el presente titular del Congreso, Williams, TIENE que promulgarla, sin importar los años transcurridos. A ver si la prensa se lo exige, por ser de justicia y por cuidar sus espaldas.

Ayer advertí que podría haberme olvidado algunos nombres de quienes colaboraron desinteresadamente para eliminar la prisión por difamación. Efectivamente, debí consignar al CAL y al excongresista Eguren entre quienes apoyaron ese esfuerzo, que no se vio coronado con éxito debido a que a García no le dio la gana de firmar y promulgar una norma ya aprobada por el Congreso justo el día que dejaba Palacio.