Es posible que este año sea malo en la pesca industrial de anchoveta. Pero otras especies como la pota pueden tener un año estelar.
Es posible que este año sea malo en la pesca industrial de anchoveta. Pero otras especies como la pota pueden tener un año estelar.

Revisando el informe técnico que acompaña al más reciente comunicado del ENFEN referido al estado de alerta de El Niño Costero, uno se encuentra con un documento extenso y con mucho detalle de la estructura de nuestro mar. Las capacidades científicas de la Dirección de Hidrografía de la Marina de Guerra y del Instituto del Mar del Perú quedan debidamente expuestas con el análisis informativo.

Es muy bueno para el Perú que seamos muy técnicos en el manejo de nuestras pesquerías. Este calentamiento va a generar ondas de choque en el mercado internacional de harina de pescado; del cual Perú es el actor principal. No siempre fue así.

Hacia 1950 la mayoría de la pesca practicada en la Corriente de Humboldt estaba destinada al consumo humano. Era pesca de agua litoral dada la falta de cadenas de frío para llegar a los mercados de consumo que supone la pesca pelágica. Aun así algunas plantas de conservas existían para la pesca de atún, bonito o sardinas.

Se calcula que Perú desembarcaba 86,700 TM de pesca al año entonces. Cuando se puso la primera planta de procesamiento de harina de pescado en 1953 los desembarques, según el investigador Michael Glantz, crecieron a 111,700 TM. 40% de ellas anchoveta. Nueve años después, en 1962, Perú ya era el primer país pesquero del mundo (en volumen y no en valor). La riqueza peruana es increíble. Es la misma experiencia que los arándanos y las paltas. Se pasa de nada a todo en pocos años en este riquísimo país.

El impresionante crecimiento de la industria pesquera fue posible por la concentración de anchoveta en nuestro mar. La pesca crecía año a año entre 15% y 25% desde 1959 hasta 1971. Con dos leves contracciones por los débiles Niños de 1965 y 1969. Allí se fue gran parte de nuestras aves guaneras que no podían competir con la inmensa flota peruana por la Anchoveta; lo que rompió la cadena alimenticia.

El descontrolado crecimiento que beneficiaba a pescadores y recolectores de impuestos hizo caso omiso de las advertencias de los conservacionistas de entonces que advertían de los colapsos observados en las pesquerías de sardina de California y las Islas Sakhalin.

Entre 1970-71 pescamos 22.9 millones de TM. Tras el Niño de 1972; pescamos solo 2.3 millones en 1973.

La recuperación de la biomasa probó ser un proceso muy lento y costoso. Hecho que finalmente se logró casi 15 años tras pasar además por otro bajón importante en El Niño de 1982-1983.

Hoy, con la tecnología y el propio interés de los responsables de la pesca peruana se ha limitado las capturas anuales a un porcentaje de la biomasa estimada; desagregando además la distribución por tallas para proteger a la biomasa juvenil de la depredación. Perú es ejemplar en conservar sus pesquerías.

Es posible que este año sea malo en la pesca industrial de anchoveta. Pero otras especies como la pota pueden tener un año estelar.