Hay demasiada confusión sobre conceptos como El Niño, El Niño Costero y el Fenómeno de El Niño en la población.
Hay demasiada confusión sobre conceptos como El Niño, El Niño Costero y el Fenómeno de El Niño en la población.

Hay demasiada confusión sobre conceptos como El Niño, y el Fenómeno de El Niño en la población. En el norte incluso algunos pobladores lo conocen como el Fenómeno.

La semana pasada esta columna aclaró el origen del nombre y el porqué la diferenciación de El Niño costero frente al evento mayor (en término de área): Fenómeno de El Niño.

También leo en distintas publicaciones y redes; comparaciones al episodio que ocurrió entre 1997 y 1998.

Ningún evento es igual a otro como ninguna persona es igual a otra. Hay tanta complejidad en sus componentes como las hay en sus impactos.

Ahora bien, en un país con tan escasa data hidrometeorológica de calidad; se hace especialmente difícil comparar los impactos. Particularmente en las lluvias y avenidas de los ríos costeros.

El fin de semana pasado se activaron con fiereza quebradas entre Chincha y Nasca que castigaron especialmente el valle del río Ingenio. El valle del Ingenio delimita parte del campo de las líneas de Nasca (una mirada por Google Earth a ellas nos revela aluviones y huaicos de increíble magnitud de Niños que seguramente subyacen en la historia precolombina). La crecida del río Ingenio generó muchos daños el fin de semana y la población protestó en reclamo de ayuda cerrando el paso en la Panamericana. Me sorprendió un comentario de un agricultor que comparaba la avenida reciente con la gran avenida de 1972. No con los eventos de 1983, 1998 o 2017.

Marzo de 1972 fue brutal. El día 10, un huaico a la altura del puente Auco en la cuenca media del río Cañete lo embalsó por varias horas. La ruptura del dique desembocó en una lectura mayor a 700 mts3/seg en Socsi, aguas abajo; antes de que la descarga arrase con la estación de medición y destruya buena parte del valle bajo.

El norte también recibió mucha agua.

La data de temperaturas del mar presenta a 1972-1973 como un Fenómeno de El Niño fuerte; iniciado como ahora con un calentamiento en nuestro mar adyacente que después contagió al resto del océano. Sorprendentemente, cuando empezaron a aparecer las lluvias en el verano de 1973; El Niño costero se apagó al término de enero y apenas llovió en febrero en la costa norte. Casi nada en marzo.

Con la historia aprendemos. Lo peor de 1972 fue el brutal asalto a la anchoveta peruana que arrinconada frente a la costa fue depredada. Ello, al extremo que tomó casi 15 años recuperar la biomasa.

Hoy ya sabemos cómo cuidar el mar. Aun nos falta cómo hacerlo con las ciudades.

Lo que sí está claro es que ningún evento El Niño es igual a otro. La gran interrogante –me parece– es qué impacto le agrega el Cambio Climático.