¿Vizcarra a la baja?

Es sabido que, ante la expectativa de los ciudadanos, todos los presidentes, al iniciar su mandato, suelen tener un periodo de “luna de miel”, y Vizcarra, a pesar de su repentina asunción, no ha sido la excepción.

El presidente, luego del destape de los nauseabundos audios de los “hermanitos”, supo canalizar la indignación y el enojo de la población para lograr medidas concretas como el referéndum y obtener en este el resultado que él sugirió. Sin embargo, según la última encuesta de Ipsos, Vizcarra pasó de tener 66% de aprobación a 63%. Si bien las cifras siguen siendo favorables para el presidente, este debería tomarlas como una advertencia de que el ánimo posreferéndum está disminuyendo y la población está empezando a exigir medidas cuyo efecto sea a corto plazo. Asimismo, a pesar de que al gobierno de Vizcarra le quedan dos años y, en ese periodo, será difícil abarcar todos los problemas del país, el Ejecutivo tiene que determinar prioridades, como las propuestas de reforma política que presentará la Comisión Tuesta, la reactivación económica y la seguridad ciudadana. Las dos últimas deberían de ser, junto con la lucha anticorrupción, los talantes del Gobierno y ser impulsadas con el mismo ímpetu con el que se promovió el referéndum. Es por ello que Vizcarra debe otorgarles más protagonismo a sus ministros e incentivar que ellos sean los que expongan los proyectos que tienen sus respectivos ministerios.

Dos años y medio pasan velozmente, pero 2018 nos enseñó que, en política, hasta los días pueden parecer eternos cuando el clima es turbulento. Ahora que las aguas están más calmadas, Vizcarra deberá ser un capitán prudente y escuchar a los pasajeros del barco llamado Perú. Pero también debe saber que las decisiones más populares no siempre son las más acertadas.