Señalan que el Apra quiere poner trabas a la actual Ley Universitaria. (Atoq Ramón)
Señalan que el Apra quiere poner trabas a la actual Ley Universitaria. (Atoq Ramón)

Friedman dijo: “Es un error juzgar a las políticas y programas por sus intenciones, en lugar de por sus resultados”. Un gran ejemplo de aquella frase es la Ley Universitaria, cuya intención pudo haber sido la mejor, pero su resultado será un desastre.

En la actualidad, es mal visto decir que la educación es un negocio. Esta, al ser un negocio en el que los consumidores (alumnos) aceptan los servicios que las universidades les brindan, debe ser tratada como tal. La principal premisa de la ley es que todos los peruanos deben tener los mismos estándares de educación sin importar su condición económica. Aquello suena excelente en teoría, pero en la práctica no es así. Supongamos que, con la misma intención, se aprueba una ley que busca que todos los peruanos tengan prendas de calidad sin importar sus ingresos, y se establece estándares de marcas reconocidas de ropa a los productores locales. Lo que sucederá es que la mayoría no podrá implementar aquellas medidas y probablemente quiebre, mientras que los que las puedan implementar encarecerán sus precios y ocasionará que mucha gente no pueda adquirir ropa nueva. Lo mismo sucede con las universidades, muchas han tenido que cerrar por no cumplir con los estándares de la Sunedu. Y las que queden subirán sus precios, encarecerán la educación y los más afectados serán los de bajos ingresos.

La intención de la ley pudo haber sido buena, pero, a largo plazo, ocasionará que miles de jóvenes no culminen sus estudios. Y, en pocos años, cuando los resultados sean catastróficos y las pensiones extremadamente caras, saldrán los autores de la ley a culpar a empresarios y universidades privadas y pedir que se regule y controle los precios de las boletas.

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