Tiempo de holganza. (Pixabay)
Tiempo de holganza. (Pixabay)

A punto de fenecer este 2018, que no ha sido pródigo en buenas noticias, aunque el seleccionado peruano de fútbol nos diera alguna alegría, es hora de hacer recomendaciones de ocio pensando en el tiempo de holganza veraniego. No sin cierta envidia, pues me toca pasar frío en Europa.

Dos libros me han fascinado este último año, que no necesariamente fueron publicados en 2018: Tú no eres como otras madres, de la alemana Angelika Schrobsdorff, fallecida en 2016. La autora narra con sinceridad abrumadora la historia de su madre, quien distaba mucho de ser una ‘madre al uso’, ni siquiera una judía normal: desde muy niña quiso ir a colegios católicos y celebrar la Navidad para desconcierto y horror de sus padres. Terminó casándose con un oficial del Ejército prusiano, cristiano por supuesto. El libro, de extensión considerable, se hace corto al lector. Basta una palabra: léanlo.

Otro libro fantástico: El hombre que amaba a los perros, del cubano Leonardo Padura. Qué buen uso del castellano. Qué manera de lidiar el autor con su dolor por vivir en un país de sombras, pese a la luz caribeña. Y qué fascinante la historia que cuenta. Los protagonistas son Stalin, Trotski y el asesino de este, Ramón Mercader, que era el hombre que amaba a los perros. A ellos se une, en una ‘unión’ casi imposible por razones de tiempo y espacio, el cubano que decide bucear en su historia.

Y si quieren ver una película desde el sofá de su casa, no se pierdan Roma, en Netflix. Película mexicana que sorprendentemente no habla de narcos; ni tiene escenas violentas. Una paradoja magistral. Como paradójica es la historia de las dos mujeres que la protagonizan. Es la historia de su director, Alfonso Cuarón, de los escenarios vitales que lo marcaron. Un ‘it’ para pensar y disfrutar del buen cine.

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