¿Gerente cuentahistorias? (Getty)
¿Gerente cuentahistorias? (Getty)

No, no me refiero a los gerentes mentirosos –sea con sus clientes o con directores y accionistas—; me refiero a la concreción dentro del organigrama de las empresas de la tendencia global del storytelling: contar historias. Nótese que contar historias no equivale a contar ficciones; por eso me he cuidado de no traducir el cargo como “cuentacuentos”. Y no es que contar cuentos esté mal, sino que en la era digital, que es también la de la hipertransparencia (y compliance), las organizaciones no solo están obligadas a no mentir, sino que no se pueden dar el lujo de hacer afirmaciones a la ligera.

Pequeño reto: contar historias ciertas, pero de manera cautivadora, entretenida. Porque de eso trata el storytelling, de atrapar la atención de una audiencia para hacerle llegar el mensaje que tenemos que contarle. Aunque hemos usado la narrativa para estrechar lazos desde los albores de la humanidad –la tribu escuchando su mito de origen alrededor de una fogata–, lo curioso es que ha sido el boom tecnológico lo que desató el auge del storytelling.

Al cambiar las reglas de juego de las organizaciones, el concepto de chief storytelling officer (gerente encargado de contar historias) permite articular funciones antes diseminadas en marketing, relaciones públicas y comunicaciones, para dar paso a gestión integral de la reputación –¿es capaz la empresa de contar una historia creíble y consistente?– en diversas plataformas. Pequeñas historias (tácticas) y grandes historias (estratégicas), de manera original, emocional (que conecte) e impactante. No es casualidad que en el mundo sean las empresas de tecnología y/o las más vanguardistas las pioneras. ¿Cuántas organizaciones peruanas –y cuáles— se atreverían a serlo acá?

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