El Gobierno estableció que el registro de visitas será publicado de forma digital. (Foto: Andina)
El Gobierno estableció que el registro de visitas será publicado de forma digital. (Foto: Andina)

2018 ha sido el año más agitado en el ámbito político para el Perú desde la caída de Fujimori en 2000. Sin embargo, a pesar de la impotencia de tener un Congreso sediento de poder y venganza, jueces que emanan podredumbre y un presidente que parece tener un gabinete decorativo, la crisis política ha sido superada usando todos los mecanismos estipulados en la Constitución.

Aquello, considerando nuestra historia, es más que un logro; debido a que, en el siglo pasado, la ruptura del orden constitucional cada cierto tiempo era muy común. Eso parecía ser el botón que reiniciaba la democracia cada vez que la corporación política se quedaba estancada en un debate polémico o surgían acusaciones de corrupción. Sin embargo, en 2018 hemos superado crisis que, de haberse dado en el siglo XX, hubiese sido muy probable que culminen con un golpe de Estado. Nuestra Constitución tiene varios defectos que deberán ser corregidos en el futuro; sin embargo, debemos estar atentos a los oportunistas que piden cambiarla. Porque su intención no es “corregir” la Carta Magna, sino canalizar la frustración popular para hacer una a su medida. Asimismo, no podemos olvidar que, cada crisis que originó el fujimorismo fue motivo para que la izquierda, en vez de proponer una solución, se victimizara y pida una nueva Constitución para acabar con todos los problemas del Perú. Aquello no solo denota una ignorancia histórica, debido a que hemos tenido una docena de Constituciones, sino una intención malévola de cambiar las reglas del juego cada vez que la oportunidad de hacer trampa se presenta.

Nuestra imperfecta democracia está en riesgo de ser destruida por la izquierda y el fujimorismo. Pero dependerá de la población si quiere utilizar las mismas recetas populistas que fracasaron en todo el mundo.

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