Río de Janeiro, la primera urbe de Sudamérica con dominio de Internet propio. (AP)
Río de Janeiro, la primera urbe de Sudamérica con dominio de Internet propio. (AP)

Río de Janeiro, la ciudad maravillosa, fue creada por los franceses, conquistada por los portugueses en 1560 y transformada en la capital de Brasil en 1763. Se mantuvo como capital nacional por casi 200 años, hasta que, en 1960, Brasilia tomó su lugar. Actualmente, con 13 millones de habitantes, Río es la capital de un estado en bancarrota.

¿Como puede ser que el cuarto estado más rico de Brasil esté con déficit financiero del orden de 12 mil millones de dólares?

La explicación es simple: es una combinación astuta de demagogia y corrupción.

Los tres últimos gobernadores de Río están en la cárcel, bajo acusaciones de corrupción. Anthony Garotinho (1999-2002) y su esposa Rosinha Garotinho (2003-06) acaban de ser arrestados por la operación Cadeia Velha, y Sergio Cabral (2007-14), denunciado por la operación Lava Jato, ya tiene condenas que totalizan 72 años de cárcel.

El presidente de la Asamblea Legislativa de Río, Jorge Picciani, y dos otros diputados fueron arrestados por la operación Cadeia Velha, liberados por sus colegas diputados y nuevamente enviados a prisión por el Tribunal Regional Federal (TRF-2), todo en menos de 10 días.

Hoy, el gobierno de Río no es capaz de pagar los sueldos de sus empleados ni de mantener operativos los servicios de salud y educación, y su crisis no podrá ser superada antes de 2021.

La verdad es que, protegidos por un discurso populista y con el apoyo del PT, esos políticos se han dedicado a saquear un Estado rico hasta llevarlo a la bancarrota total. Adormecidos por la demagogia, los cariocas han sido robados. Solo ahora, con las operaciones anticorrupción, están descubriendo su triste realidad.