Postulará. Lula Da Silva tentará la reelección, asegura su agrupación. (AFP)
Postulará. Lula Da Silva tentará la reelección, asegura su agrupación. (AFP)

Después de que la primera instancia a cargo del juez Sergio Moro, el Tribunal Regional Federal 4, TRF-4 (segunda instancia) y el Superior Tribunal de Justicia (STJ) juzgaron y condenaron a Lula por unanimidad, el Supremo Tribunal Federal (STF) ha salido en su defensa.

En la legislación brasileña, los criminales condenados en segunda instancia deben ser enviados a prisión, y Lula debería ser preso esta semana. Sin embargo, la semana pasada el STF tomó una decisión preliminar a favor de un hábeas corpus para Lula, que evita que su prisión se efectúe. Con este artificio, una persona condenada por ser el jefe del mayor esquema de corrupción del país puede quedar libre.

Como ya expliqué antes, los miembros del STF son nombrados por su afinidad política con los gobernantes, y 7 de sus 11 miembros fueron nombrados por Lula y Dilma. Los jueces del STF han decidido usar su poder jurídico para fines políticos. Han decidido abandonar principios jurídicos universales y destruir la legitimidad moral del STF para beneficiar a Lula.

Ellos conocen cómo es la justicia y la política en los trópicos y están seguros de lo que hacen. En su balance estratégico, ellos consideran que los costos reputacionales para el STF serán menores que los beneficios políticos en las elecciones de 2018.La corrupción no sería tan extendida en Brasil si el STF, desde décadas atrás, no protegiera a los políticos corruptos. La decisión de la semana pasada es la continuidad de lo que hicieron siempre.

La diferencia es que ahora existe un movimiento nacional anticorrupción. En las próximas semanas, veremos si las manifestaciones logran o no revertir ese acto de corrupción suprema.