Récord de crímenes

En los primeros 300 días de este año, en Brasil han ocurrido 61.6 mil homicidios, es decir, unos 203 asesinatos por día. Un número muy alto para un país que no está en guerra. Este no es un problema reciente. El incremento del crimen organizado viene de décadas atrás.

En el país hay dos grandes organizaciones criminales: el Primer Comando de la Capital (PCC), con sede en Sao Paulo, y el Comando Rojo (CV), con sede en Río de Janeiro. Ambas organizaciones son responsables del tráfico de drogas, el control de prisiones y gran parte de los homicidios a nivel nacional. El PCC es la más grande, conocida como el Partido del Crimen, y tiene cerca de 13 mil miembros.

El Estado ha sido incapaz de derrotar a esas organizaciones. Recientemente, grupos ligados a ellas disputaron rutas de ingreso de drogas del Perú y protagonizaron rebeliones en las cárceles del norte del país que dejaron cientos de muertos.

En 2003, el PT ideó una política de desarme de la sociedad con la idea de reducir la criminalidad. Miles de ciudadanos honestos han entregado sus armas creyendo estar haciendo su parte. En los años siguientes, los homicidios dejaron de crecer y se pensó que era resultado de esa política. Sin embargo, con la crisis económica y el aumento del desempleo, la criminalidad aumentó en forma acelerada, mostrando que el resultado del desarmamiento fue el monopolio de las armas por los criminales.

Este es uno de los problemas más serios de la sociedad brasileña y no se tiene idea de cómo podrá ser resuelto. La esperanza es que, con el combate a la corrupción política, iniciado por Lava Jato, se rompan los hilos del poder que hoy protegen a esas organizaciones.