Poder inestable. (AFP)
Poder inestable. (AFP)

Sebastián Piñera, en una visita a Brasil, preguntó al Supremo Tribunal Federal (ST): Cuando falla la Corte Suprema, ¿a quién se recurre? La pregunta tiene mucho sentido porque el STF, en los últimos años, se ha vuelto una de las principales fuentes de inestabilidad jurídica del país en temas de corrupción.

En los medios se ha hecho frecuente la noticia de que algún juez del STF haya ordenado la liberación de algún criminal poderoso, condenado en otros tribunales.

El Ministerio Público y los jueces federales están subiendo el tono en sus críticas a decisiones de algunos jueces del STF. Un jurista reconocido, Dr. Modesto Carvalhosa, acaba de presentar al Senado una propuesta de impeachment contra el juez Gilmar Mendes, miembro del STF, por conducta cuestionable. Esta es la octava propuesta en su contra que reúne en total 2 millones de firmas.

Hay dos escuelas jurídicas en el STF, la portuguesa y la sajona. La primera es tolerante con la corrupción. Varios de los jueces de esa escuela tienen lazos políticos, de amistad y de negocios con políticos corruptos. Ellos se opusieron a la prisión de Lula, están en contra de la prisión de los criminales condenados en segunda instancia, y critican las investigaciones y sentencias de la operación Lava Jato.

La escuela sajona, emergente en los últimos años, es contraria a la corrupción, y apoya a Lava Jato y la prisión a los condenados en segunda instancia. Gracias a Cármen Lúcia, presidenta del STF, los sajones tienen una mayoría precaria de 6 a 5, pero en setiembre la presidencia va a pasar a Dias Toffoli, ex abogado del Partido de los Trabajadores, y la mayoría pasará a los jueces de la escuela portuguesa.