Gabinete ministerial
Gabinete ministerial

Santiago Pedraglio

spedraglio@pucp.pe

El nuevo gabinete no despierta expectativas. Para empezar, no es, definitivamente, un gabinete de la reconciliación. Ninguno de los partidos políticos representados en el Congreso quiso participar. Menos aún encarna a algún movimiento o sector social importante. Y está en las antípodas de las víctimas de la violencia, las regiones, los productores de papa, el movimiento promujer, las zonas devastadas por el fenómeno El Niño.

En cuanto al apoyo, cuenta con el sector que lideran Kenji y Alberto Fujimori –aunque este tampoco puede “exagerarlo”– y con parte del sector empresarial. Pero eso no es reconciliación, ni de lejos. El presidente Kuczynski tuerce el significado de esta palabra.

PPK y sus ministros –nuevos, antiguos y rotativos– deben tener claro que están aislados. Que si no cambian el rumbo, su sostenibilidad es nula. Su posibilidad de permanecer depende en gran medida de la premier Mercedes Aráoz, que no solo debe dejar de dar declaraciones que reflejan su falta de empatía con las personas afectadas por el indulto a Fujimori o reprimir marchas pacíficas contra esta medida. Tampoco puede seguir teniendo como meta de su gestión “caerle bien” a la facción mayoritaria del fujimorismo.

Bien haría el Gobierno, en lugar de todo eso, en tomar iniciativas como la reconstrucción del norte, que depende sobre todo del Ejecutivo. ¿No debería el encargado de esto mudarse con su equipo a Trujillo, Chiclayo o Piura? No puede seguir justificando su inacción en que necesitan el permiso de los congresistas. ¿No deberían los ministros distribuirse responsabilidades en el norte, o en las zonas agrícolas en conflicto, y estar ahí donde son necesarios?
¿Podrá el Gobierno ser capaz de engancharse con las necesidades del país y comprometerse no solo con sus amigos? ¿Podrá este nuevo gabinete dejar de gobernar desde las alturas, abandonar su estilo elitista? Voluntad política para cambiar o hacer la del avestruz hasta que se desplome.