Bruno Giuffra aseguró que, como plan de acción, se creará una "obsesión digital" en las Mypes. (Perú21)
Bruno Giuffra aseguró que, como plan de acción, se creará una "obsesión digital" en las Mypes. (Perú21)

Santiago Pedraglio

spedraglio@pucp.pe

A propósito de un proyecto de ley sobre exoneración de impuestos a las empresas aeronáuticas, el ministro de Transportes, Bruno Giuffra, se ha pronunciado en contra señalando que “estamos en una situación difícil en términos de recaudación, independientemente de si en el pasado funcionó [la ley]” (Perú 21, 26/10/17).

Perú21 informa también que, en discrepancia con el descargo de Latam –empresa que negó que se fuera a beneficiar con la exoneración–, el superintendente de Gestión y Control Aduanero de la Sunat sostuvo que de 2010 a 2015 la compañía dejó de declarar más de 1,300 millones de dólares utilizando “el régimen de admisión temporal bajo la Ley 29624, cuyos beneficios se pretenden ahora reestablecer”.

Luis Arias Minaya, ex jefe de la Sunat, se sumó a la crítica. En respuesta a quienes alegan que el proyecto exime del pago de impuestos solo a las micro, pequeñas y medianas empresas, Minaya sostiene que es un despropósito legislar por tamaño de empresa; esto, porque “las empresas grandes ya encontrarán el mecanismo de dividirse en dos o tres para gozar de la exoneración” (La República, 26/10/17).

La propuesta es la punta del iceberg de exoneraciones privilegiadas y de deudas judicializadas por grandes empresas. Las críticas a las deficiencias del Estado tienen a menudo sólido sustento; pero transformar la inversión privada en un ícono al que se le perdonan sus excesos –y, en algunos casos, se le alientan– porque de ella “depende el desarrollo” es un exceso fundamentalista.

Es tan potente esta ideología, que el Estado ha convertido a las grandes empresas en sus socios engreídos. Se ha instalado, así, una nueva forma de mercantilismo, una nueva manera de subordinación del Estado a la gran inversión, haciendo que se instituya un Estado débil, pero no porque no esté activo en la producción, sino porque no regula y porque no es igualmente riguroso cuando se trata de cobrar los impuestos.