Fujimoristas señalaron que es necesario que primero Kuczynski llegue a concertar. (Anthony Niño de Guzmán)
Fujimoristas señalaron que es necesario que primero Kuczynski llegue a concertar. (Anthony Niño de Guzmán)

Santiago Pedraglio

spedraglio@pucp.pe

Según la reciente encuesta de GFK, entre abril de 2014 y noviembre de 2017, es decir, en algo más de tres años, los fujimoristas “duros” han descendido de 13% a 6% y los simpatizantes han aumentado de 15% a 20%; los antifujimoristas, por su parte, han descendido de 41% a 32%. Vistos estos tres primeros resultados, se puede afirmar que la composición del fujimorismo tiende a orientarse más a “simpatizantes” que a militantes “duros”. Es una fuerza con mayoritarios adherentes leales, pero no incondicionales.

La reducción del porcentaje de antifujimoristas (de 41% a 32%) es significativa, y refleja la crítica y la frustración frente a los diversos liderazgos antifujimoristas que hicieron o hacen una gestión deficiente, o que están siendo acusados de corrupción.

No obstante, el dato que podría tener mayor impacto es el crecimiento de los “indiferentes”, que pasaron de 31% (abril de 2014) a 42% (noviembre de 2017). Bien vistas las cosas, el crecimiento de este bloque se origina en el traslado de “antifujimoristas” a “indiferentes”. Porque los fujimoristas “duros” y los simpatizantes se han reordenado entre ellos.

Un alto porcentaje de fujimoristas “duros” (ojo Acuña y ojo Apra) proviene del norte del país: 28%, y una proporción igual (28%) se encuentra en el centro. Mientras tanto, en el sur se ubica, con un 44%, la mayor base antifujimorista (la sigue Lima con 36%). Y los que se autoidentifican como “indiferentes” provienen, en su mayoría, del centro del país: 53%. El crecimiento del pelotón de “indiferentes” convierte a este gran bolsón del electorado (42%) en el principal espacio de captación de votantes, sobre todo en el contexto de una nueva gran desilusión frente a “los políticos”.