(USI)
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Una extraña celebración la del martes: no clasificamos para el mundial, lo que, según mi entender, era el objetivo del partido. Pero, con inusual optimismo, los peruanos quedamos muy contentos por haber logrado una nueva oportunidad de jugar e ir al Mundial.

“Repechaje” significa precisamente eso: después de haber fracasado, intentar, una vez más, alcanzar un objetivo.

En 14 meses de gobierno, ni Ejecutivo ni Legislativo han logrado las metas de crecimiento, inversión ni mejores servicios al ciudadano que ofrecieron. A pesar de las coincidencias en los principales lineamientos económicos, el enfrentamiento político primó y se dejaron de lado las prioridades nacionales: infraestructura, generación de empleo, mejor educación y servicios de salud, reducción de la informalidad y la precariedad que la acompaña…

Mejor que en el fútbol, siempre podemos hablar de una nueva oportunidad. En este caso, ¿aprovecharemos el repechaje, no para un campeonato deportivo sino para que mejore la calidad de vida de los peruanos?
Si bien la economía empieza a crecer gracias al gasto público, su efecto no es percibido por las familias a través del empleo e ingresos. Miles de trabajadores siguen sin reincorporarse incluso en el sector construcción, el más dinámico.

Recordemos que esa mezcla de desempleo, pobreza, falta de servicios es explosiva. Literalmente.

La mayoría opositora logró el cambio de gabinete de la mayor parte de los ministros que le interesaban y se espera un voto de confianza al nuevo gabinete. Junto con este, ¿habrá capacidad para dejar de lado las mezquindades y ocuparse del país?

El éxito en este repechaje es aún más importante.