Funcionarios públicos
Funcionarios públicos

Siempre se escuchan críticas sobre el hecho de que profesionales con experiencia en el sector empresarial vayan a trabajar al Estado. En un país en el cual, con excepción del servicio diplomático y de las Fuerzas Armadas, no existe la carrera pública, es lógico recurrir al sector privado para reclutar profesionales para desempeñar cargos técnicos de alto nivel.

Una de las decisiones más tontas con relación a los cargos públicos fue la de rebajar sus remuneraciones. Si bien ha habido alguna corrección, los sueldos en el sector son insuficientes para tentar a los mejores profesionales. Y ahora, a raíz del maltrato al que son constantemente sometidos por parte del Congreso, la Fiscalía y, al menos hasta hace poco, la Contraloría, las cosas solo pueden empeorar.

¿Por qué estaría alguien dispuesto a dejar una posición en una empresa privada, en un edificio con aire acondicionado, con buen sueldo, con bono de desempeño, horario predecible y privacidad para ir a trabajar, para irse a Breña o al Cercado de Lima a un local que dudosamente pasaría una inspección del Indeci, con ventiladores compartidos, papeles amontonados, con un horario según la última emergencia del sector, expuesto a los insultos del Congreso y al abuso de cierta prensa?

Como no hablo ni de desempleados ni de corruptos a los que no les importa el sueldo porque lo compensan mediante “aportes directos de los ciudadanos por los servicios (y permisos) prestados”, la respuesta que explica la decisión de muchos de los que están ahora en cargos ministeriales y similares es: porque tienen un compromiso con el país; porque saben que desde el sector público realmente se puede hacer la diferencia. Porque la escala a la cual se logra impactar no la da ninguna gerencia en el sector empresarial.

Por eso, gracias a todos ustedes cuyo sueldo es muy bajo, su entorno muy duro y su tiempo muy corto.