César Villanueva (César Campos/Perú21)
César Villanueva (César Campos/Perú21)

Al anunciar su apoyo a la minería, Villanueva omitió mencionar a Tía María. Omisión astuta que evitó abrir un frente con todas las de perder.

A lo que sí se ha atrevido el Gobierno es a modificar el Impuesto Selectivo al Consumo para varios productos. En términos simples, aumentarán los precios de estos, así como la recaudación.

En la lista hallamos combustibles, alcohol, bebidas azucaradas, cigarrillos. ¿Qué tienen en común? Que su consumo origina costos a la sociedad y parece justo que quien los consuma contribuya a financiar el costo que generará: alguien que fuma tiene mayor probabilidad de tener cáncer y el Estado tendrá que pagar médicos y medicinas para tratarlos; quien consume alcohol sufrirá del hígado, pero también generará riesgo al ser causa de accidentes de tránsito o violencia. Un elevado consumo de azúcar origina obesidad y diabetes; y el combustible se usa en vehículos que contaminarán el ambiente.

Un riesgo de este impuesto es que, al encarecer los productos, hace más rentable su venta ilegal; fomenta el contrabando o hace que el producto sea reemplazado por otro más peligroso. Así, podría sustituirse el consumo de cerveza por el de cañazo sin control de calidad y traerse cigarrillos de contrabando.

Un hecho interesante en la norma se da en los combustibles: versiones anteriores castigaban más a los menos contaminantes porque eran usados por personas más adineradas; mientras el diesel, que contamina más, recibía un mejor trato porque lo utilizaban los más pobres. Hoy, se castiga más al más contaminante, lo cual seguro generará la protesta de los transportistas.

Cómo enfrente el Gobierno esta batalla nos dará una clara idea de su capacidad para manejar el país.