Hinchas recibieron a la selección peruana en Wellington. (@SelecciónPeru)
Hinchas recibieron a la selección peruana en Wellington. (@SelecciónPeru)

Aprendí que en la mesa no se hablaba ni de política, ni de religión pues las personas suelen apasionarse y esto puede derivar en discusiones desagradables y hasta pleitos. A estos dos temas hace tiempo se agregó el fútbol, que probablemente a muchos interesa más que la religión o la política, especialmente en estos días.

Lo bueno ahora es que hay un sentimiento de orgullo y unión entre los peruanos, algo que ocurre muy pocas veces. Ojalá que esto que logra el fútbol se pudiera alcanzar, no solo con otros deportes sino con la música, la pintura, la escritura y los avances científicos. Si bien tenemos a Juan Diego Flórez y a Mario Vargas Llosa, el entusiasmo que despiertan todavía es limitado. Debemos reconocer el enorme esfuerzo del tenor para llevar la música a quienes nunca hubieran tenido una oportunidad; pero el apoyo y entusiasmo que logra no es de una escala comparable al fútbol. Con poco o mucho conocimiento, hoy todos hablamos de fútbol y seguramente estaremos despiertos en la transmisión del partido. ¿Usaríamos camisetas blanquirrojas y estaríamos todos hablando y leyendo sobre una ópera? ¿Iríamos en mancha a recibir a un campeón de ajedrez?

Esa convocatoria solo la tienen el fútbol y el Señor de los Milagros. A la imagen que sacamos en procesión le pedimos milagros de todo tipo: desde curaciones para enfermedades, hasta éxito en los exámenes; incluso podríamos haberle pedido que Perú vaya al Mundial.

Pero parece que solo el fútbol tiene la capacidad de darnos dos milagros: que los peruanos nos sintamos nación y que el entusiasmo se traduzca en crecimiento económico.

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