Y, ¿por qué “no a las cuerdas separadas”?

A golpes estamos aprendiendo que hemos llegado ya a ese límite hasta el cual se podía crecer económicamente sin tener un acompañamiento por el lado político. Por eso lo de “no más cuerdas separadas”.

Un Congreso cuya finalidad parece ser perseguir funcionarios de regímenes anteriores, minar la estabilidad macroeconómica con leyes que nos regresan a sistemas pensionarios insostenibles o perjudicar a la población de menores ingresos al aumentar el precio de la leche nos lleva a hacer un llamado de urgencia.

En CADE, Julio Velarde y Liliana Rojas hicieron un llamado a conocer nuestro potencial porque en ocho años fuimos capaces de reducir 33 puntos de pobreza, mientras que a China le tomó 30; a valorar nuestros recursos naturales porque Noruega y Canadá son solo dos de los países ricos cuyo desarrollo se ha sustentado en la explotación de estos. Así que agradezcamos tenerlos y no los culpemos del subdesarrollo.

El futuro del país a corto plazo está lleno de oportunidades: proyectos para infraestructura y recursos para ejecutarlos; proyectos que permitirán acercar a poblaciones a los mercados y servicios de salud, y así mejorar ingresos y calidad de vida. Reaparece una coyuntura favorable a la inversión minera y ya tendríamos que haber aprendido que nos va mejor cuando crece la actividad minera o aumenta el precio del cobre…

Al parecer, sabemos lo que hay que hacer y hay recursos para hacerlo.
¿Qué pasa entonces? ¿Incapacidad de las regiones? ¿Debilidad del Ejecutivo? ¿Bullying del Congreso? ¿Corrupción generalizada?

Parece que un poco de “todas las anteriores y algunas más”.