Juegos Panamericanos: Lima recibió la posta para la edición de 2019. (AP)
Juegos Panamericanos: Lima recibió la posta para la edición de 2019. (AP)

La noche del martes y todo el miércoles se habló de fútbol: el entrenador, los goleadores, la selección completa, sus familias y los hinchas; ¡hasta yo! Todos éramos héroes. Y los peruanos dábamos un atisbo a lo que significa ser nación.

El deporte es salud física, mental, disciplina y actúa como integrador. Bien manejado, ayuda a construir un sentido de pertenencia. Cuando Perú mete un gol, todos celebramos y somos peruanos antes que limeños, piuranos, blancos, morenos, hombres o mujeres.

Los Panamericanos son vistos por muchos como un derroche ante necesidades más urgentes. También se ha criticado invertir en infraestructura en lugar de haber invertido en los deportistas, de los que se anticipa un desempeño decepcionante a decir por resultados anteriores.

Explica Gladwell en Outliers, que dominar y destacar requiere 10,000 horas de práctica.

En el Perú no hay becas universitarias para deportistas, ni gran apoyo privado. El sistema de transporte agrega una traba más, por la cantidad de horas que puede tomar trasladarse hacia un campo con instalaciones deportivas.

Salvo el fútbol, el deporte no da ingresos y es incompatible con estudios o trabajo. Sumemos la malnutrición y entenderemos el porqué de nuestro desempeño deportivo.

Sin embargo, los Juegos Panamericanos pueden convertirse en el marco en el cual se pueda iniciar una nueva cultura. Una que fomenta la práctica de deportes generando muchas ocasiones de gritar ¡punto! o ¡gol!; una cultura que nos haga sentir parte de algo más grande; que nos haga sentir unidos como nación.

Las competencias en todos los deportes, niveles y categorías mantienen el entusiasmo vivo e incentivan la práctica disciplinada. Impidamos que, en unos años, los Panamericanos sean un evento aislado que solo nos dejó infraestructura deteriorada por falta de mantenimiento.

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