Tras la revelación de polémicos audios que involucran a autoridades del CNM en presuntos casos de corrupción. (Perú21)
Tras la revelación de polémicos audios que involucran a autoridades del CNM en presuntos casos de corrupción. (Perú21)

Después de meses de exposición a las más variadas formas de corrupción: desde la importada de Brasil hasta la producción peruana, surgen iniciativas de reforma para eliminar un mal enquistado en la sociedad. Pero, tal vez engañados por aquello de “en arca abierta, el justo peca”, ignoramos que la forma de eliminar la corrupción es con personas íntegras dirigiendo el país. Y ello requiere ciudadanos que compartan y exijan ese valor.

Falta de integridad, pobreza e inequidad parecen retroalimentarse: donde hay mayor corrupción, es más difícil salir de la pobreza y, a su vez, los efectos de abuso y robo son mucho más dramáticos en lugares donde gran parte de la población vive en pobreza. Pero hay un cómplice que facilita que triunfe la corrupción: la indiferencia. Y combatirla a nivel de familia, escuela y empresa puede ser un punto de partida.

He visto el efecto del voluntariado empresarial. No el que lleva chocolate caliente a albergues en nuestra calurosa Navidad, sino el que permite un trabajo continuo y en equipo fuera de la zona de confort.

El voluntariado permite contacto con realidades ignoradas y, rota la jerarquía de la organización, evaluar el trabajo en equipo, detectar el verdadero liderazgo, valorar habilidades, y empoderar y generar autoestima en aquellos cuya opinión nunca se pide.

En una actividad que implicaba montar caballo, un trabajador del campo se dio cuenta de mi temor e intentó tranquilizarme: “No se preocupe, no se va a caer”. Mi saldo, después de tres semanas de equitación, había sido dos caídas, tres costillas rotas, un dolor insoportable del nervio ciático y una semana en la clínica. Se lo comenté. El miró al manso caballo que montaba y con comprensión me dijo: “¡Ah, entonces es torpe!”

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