tomando nota. El presidente del Congreso ha querido marcar una diferencia respecto al fujimorismo. Lo han llamado prepotente en FP. (Miguel Bellido)
tomando nota. El presidente del Congreso ha querido marcar una diferencia respecto al fujimorismo. Lo han llamado prepotente en FP. (Miguel Bellido)

¡Censura para Daniel Salaverry!, grita Fuerza Popular. El presidente del Congreso anuncia su renuncia a la bancada que lo encumbró. ¿En qué momento los amores políticos se convirtieron en odios tempestuosos? El joven trujillano creció en las canteras apristas (2002-2014). Sin embargo, su máxima representación llegó de la mano de Keiko Fujimori en las elecciones de 2016.

Escaló rápidamente dentro de las huestes keikistas pasando por una vocería implacable contra los adversarios del fujimorismo, llegando, en julio de 2018, al máximo puesto en el Congreso. La debacle de su lideresa, hoy en prisión preventiva por supuesto lavado de activos, los ataques de Rosa Bartra exigiéndole que ‘se quite las rodilleras frente a Vizcarra’, las acusaciones de traidor y, cómo no, su interés por mantener un futuro en la política nacional, han sido los detonantes para que Salaverry pase en tan poco tiempo de agresivo vocero del fujimorismo a enemigo público de esa agrupación.

Carlos Tubino hace sus esfuerzos por representar los acuerdos de esa agrupación que aún tiene la mayoría en el Congreso. No se descarta que con la salida de Salaverry haya más renuncias en esas filas.

Keiko ya no manda. Es una realidad. Sus voces más versátiles están apagadas. Úrsula Letona renunció a la bankada, Miki Torres renunció al comité de transición, Lourdes Alcorta anda silente –lo que difiere de su perfil–, los llamados provincianos esperando el momento para zafarse del yugo partidario. En tiempos en que el antifujimorismo es negocio rentable, que el presidente Vizcarra les ha ganado con gestos políticos y reacciones rápidas, la otrora naranja poderosa cada vez está más pálida y seca, a punto de no servir en ninguna mesa. Lo que aquí se juega es su sobrevivencia.