Gabinete de azar. (PikoTamashiro/Perú21)
Gabinete de azar. (PikoTamashiro/Perú21)

No se trata del libro de Michael Wolff que desarrolla argumentos sobre la supuesta inestabilidad mental de Donald Trump. El título se adapta bien a las reacciones y consecuencias de la crisis política que parece no tener fin en nuestro país. A la polarización exacerbada por el pedido de vacancia y el indulto a Alberto Fujimori se suma lo que el Gobierno ha llamado el “gabinete de la reconciliación”. Para unos, los cambios en ocho ministerios son solo cosméticos, para otros, como para la dirigencia del Apra, han desatado furias y declaratorias de guerra contra Mercedes Aráoz por convocar a los compañeros Barreda y Salinas en las carteras de Trabajo y de Salud, respectivamente.

Ni las indiscreciones tuiteras de Alan García abortaron la colocación de los fajines ministeriales. Aseguran que Jorge del Castillo, quien votó contrario a su bancada en la moción de vacancia contra Kuczynski, habría propuesto a Aráoz varios de los nombres que hoy aparecen en el renovado Consejo de Ministros.

El otro incendio es el de Fuerza Popular. Los llamados ‘mototaxis’ de Keiko y su bronca con los ‘avengers’ de Kenji parece que terminará en una inevitable ruptura. Da la impresión de que ni el padre indultado podrá evitarla, aunque sería el propio Alberto quien la estaría promoviendo para obtener un manejo más efectivo de esa facción de la maquinaria naranja dentro del Congreso, a fin de catapultar a su benjamín.

Y mientras, la izquierda, siempre oportunista, promueve marchas para todos los gustos y disgustos. El presidente Kuczynski sigue hablando de reconciliarnos, pero no nos explica cómo piensa hacerlo. No nos dice cómo va a liderar el país en medio de permanentes turbulencias para que crezca, para que haya trabajo, y convivamos con nuestras diferencias. ¿Cómo haríamos, presidente? Las prioridades y los objetivos deben ser pocos y claros, porque tiempo y paciencia es lo que ya no tenemos. ¡Que Francisco lo ilumine!