Tras la sustentación de Villanueva inició el debate de la cuestión de confianza. (Mario Zapata/Perú21)
Tras la sustentación de Villanueva inició el debate de la cuestión de confianza. (Mario Zapata/Perú21)

Martín Vizcarra le ha ganado por segunda vez la iniciativa al Congreso de mayoría fujimorista. El premier Villanueva sale fortalecido por la cuestión de confianza planteada en términos directos y claros, al oficializar el ultimátum presidencial del domingo. En palabras simples, les dijo: “O escuchan a la calle y aprueban las cuatro iniciativas o se aplica la Constitución, que permite DI-SOL-VER el Congreso si se le niega el respaldo a su gabinete”. Fuerza Popular ha demostrado músculos rígidos, con reacciones torpes, y no ha logrado leer ni a la calle ni a Vizcarra. Estaban convencidos de que la gente seguiría con Keiko y al entonces vice iban a manejarlo como a un títere. Craso error. Vizcarra no era PPK. Vizcarra empezó cauto pero rápidamente cobró vida propia haciendo algo muy simple: escuchó la desesperación del ciudadano que quiere una cuestión de orden, quiere reformas, desprecia a la mayoría de congresistas como a los jueces y fiscales que venden sentencias. El peruano de a pie está harto de ‘LAVAJATOS’ y ‘LAVAJUECES’. El peruano de a pie no quiere esperar hasta 2021 para volver a la feria de promesas electorales, quiere pronunciarse sobre temas puntuales, que puedan canalizar algunas de sus frustraciones con los políticos.

Solo cuando los congresistas están al borde del abismo comienzan a funcionar agilitos. No estoy de acuerdo con la satanización de un poder del Estado, pero si no escuchan más la calle y calientan menos el asiento del hemiciclo, seguirán cosechando la indignación ciudadana. Buscar “darle el vuelto” al presidente será poco efectivo. Más bien, traten de conectar mejor con el país. Es una cuestión de orden y sobre todo de viabilidad.