Susana Villarán
Susana Villarán

Susana Villarán también responderá (esperemos, ahora sí, con la verdad) sobre el escándalo Lava Jato. El publicista que hoy está en arresto domiciliario y que aspira a ser colaborador eficaz, Valdemir Garreta, confirmó ante la Fiscalía que Odebrecht y OAS le pagaron US$3 millones para encargarse de la campaña del NO en la revocatoria a través de su empresa, FX Comunicaciones. Dijo también que el escurridizo personaje de la campaña de Ollanta Humala, Luis Favre (amigo de varios coleguitas), lo contactó a pedido de Salomón Lerner Ghitis, ex premier del gobierno nacionalista, para el citado trabajito.

Ahora, todo termina de cuadrar y la ciudadanía espera que esta vez nadie se cruce de brazos y se llegue hasta el final en la definición de responsabilidades. Inverosímil es que Gabriel Prado, ex gerente de Villarán, diga que le hicieron firmar un papel en blanco y que no tenía idea de que existía una cuenta en Andorra a su nombre. Curioso es que Jorge Castro, brazo derecho de la ex alcaldesa y ex gerente municipal, haya declarado que habló con Odebrecht para pedirle trabajo para el ex Emape, Gabriel Prado.

Lo que es evidente es que Castro y Villarán estuvieron en Brasil en diciembre de 2013 (entre el 7 y 11), según El Comercio. Lo más vergonzoso es que aquellos que se inmolaron como defensores de la conciencia moral de la política peruana podrían terminar achicharrándose. Ex regidores y artistas que defendieron la probidad de Villarán comienzan, vía Twitter, a expresar decepción y frustración por la revelación del financiamiento de la campaña. Y Verónika Mendoza, ex candidata de la izquierda, ahora prefiere mantener un perfil bajo ante la convocatoria de la comisión Lava Jato. Ella dice que es un refrito, pero lo cierto es que aún no está incluida en ninguna investigación por sus apuntes en las agendas de su ex amiga Nadine, hoy con prisión preventiva. Parece que, con todo esto, “Alditus is gonna be right, again” sobre algunos amigos de la izquierda.