¡Ay, ay, ay, paranoia!

En psicología, PPD (siglas en inglés) es un patrón de desconfianza y recelos de los demás en forma prolongada. El contexto de enfrentamientos y guerrillas de baja intensidad parece calzar dentro de esa sensación, de que nadie confía en nadie ni en nada. El ya no tan nuevo virus maligno ha sido inoculado por la corrupción y los escándalos de Lava Jato, pero los efectos secundarios han contaminado las alturas de los poderes y del Ministerio Público.

La vicepresidenta Mercedes Araoz se pelea con el presidente Vizcarra y dice que ya no le tiene confianza, a los pocos días renuncian tres exministros incluyendo precisamente a Araoz, además de Bruce y Choquehuanca a la bancada de Gobierno y por poco la desintegran.

El chaleco salvavidas de los PpK fue la controvertida y siempre polifacética Yesenia Ponce. A las 48 horas de la estampida de congresistas, el Ejecutivo despide al principal asesor de prensa (Carlos Paredes) de Araoz, y a dos agentes de seguridad, sin que ella tuviera idea.

Ayer, el fiscal Pérez, a través de un requerimiento que llegó a la prensa antes que al abogado, pidiendo que revoquen el arresto domiciliario de PPK por tener reuniones políticas.

En la petición tramitada del Ministerio Público se consigna en los argumentos una visita de Araoz al expresidente en su residencia de San Isidro el 17 de mayo de este año y otra el 27 del mismo mes, donde además estuvieron los exministros Cayetana Aljovín y Alfredo Thorne.

Este último, en entrevista en RPP, me confirmó que lo visita a menudo, dada su condición de extraordinaria soledad. Thorne aseguró que la salud del exmandatario de 81 años está muy deteriorada después de la cirugía a la que fue sometido y que incluso le “tiembla mucho la mano”. Coincidió con Araoz en que “parece un ensañamiento” contra PPK. Si le preguntan a la calle, esta dirá “cárcel para todos”, pero, a estas alturas, podemos decir que hay mucho circo y poco avance.