El grupo hacker busca que las páginas atacadas arreglen sus deficiencias. (USI)
El grupo hacker busca que las páginas atacadas arreglen sus deficiencias. (USI)

La importante Agitación y Propaganda (Agit-Prop) de la vieja Unión Soviética se ha mantenido en Rusia por vía cibernética. El objetivo es el mismo: desestabilizar al enemigo occidental.

Cada año, en el abril moscovita, se produce la “Conferencia de Seguridad Internacional” que se focaliza en ciberespacio. Sus aliados asisten para aprender, comprar equipo, asesoría y concertar. Ciberataques rusos definieron la reciente elección norteamericana y radicalizaron la crisis separatista catalana. El estudio de Javier Lesaca de George Washington University es escalofriante. Solo 3% de los mensajes investigados era de cuentas reales. El 97% restante estuvo digitado por Rusia: 32% de cuentas chavistas (venezolanas) y el resto (65%) de cuentas asociadas a Sputnik y RT, agencias del Kremlin. Este monumental flujo promovió contenidos falsos, como la presencia de tanques en las calles de Barcelona y la “fuerte represión policial”, que no sucedió. El alfil ruso Julian Assange acompañó a este cargamontón con sus wikileaks. Se emplean algoritmos que encuentran los lugares apropiados y robots (bots) llegan a transmitir una noticia 60 veces por segundo (y no duermen).

Mira Milosevich-Juaristi, experto del Instituto Real Elcano, asegura que se trata de una estrategia planificada.

Cuba, el miembro aventajado de este bloque populista, acelera la guerra cibernética y la propaganda negra contra su población, según denuncias recientes. No en vano Alejandro Castro Espín, el delfín de su papá Raúl, acude todos los años a la reunión rusa de ciberseguridad, junto con Padrino López, el ministro de Defensa venezolano. El ciberespacio produjo las nuevas empresas de este siglo, como Amazon, pero también está produciendo los nuevos piratas y bucaneros.