Cuba
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La operación Thusano es un acuerdo de asistencia de Cuba a favor del ejército de Sudáfrica (SA). Según Mapisa-Nqakula, ministra de Defensa, con el fin de “resucitar la capacidad técnica automotriz del ejército (…) también arreglaron equipo tecnológico médico y biomédico, maquinaria de diagnóstico de vehículos y una mesa para testear partículas”. O sea, de asistencia en maestros y deportólogos, ahora Cuba provee tecnólogos en mecánica automotriz a una Sudáfrica que ensambla BMW, Fiat, Ford, Nissan, Toyota, Volkswagen, Chrysler y General Motors, con ingenieros y mecánicos de alto nivel en el mercado local.

Un poco de investigación nos avisa que el periódico Granma anunció recientemente, con orgullo patriota, que en Cuba ya se está ensamblando “la moderna bicicleta eléctrica”. ¿Y, sin embargo, allende los mares resucitan un parque de 10 mil vehículos militares chatarra y también reparan equipo tecnológico de diagnóstico?

Dos cosas adicionales son típicas del embuste castrista en sus actividades de penetración. Una es la salud. Les encanta fingirse Schweitzer y aparecer prodigando salud (esta vez militar). La otra es que hay un número indeterminado de surafricanos en Cuba estudiando nada menos que mantenimiento de tanques de batalla y vehículos de transporte militar, durante tres y cinco años (¡no se pasen!). Obviamente, volverán ensamblando la moderna bicicleta eléctrica, pero sobre todo sabidazos, coreando “menos el poder, todo es ilusión”, “Fidel seguro, al yanqui dale duro”, infiltrando movimientos sociales, expertos en sabotaje, disfraz e intriga política, que son las excelentes cátedras cubanas.

Se estima que Sudáfrica producirá anualmente 1.2 millones de vehículos para 2020. Eso, siempre y cuando no llegue antes el socialismo del siglo XXI.

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