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Hace un par de semanas, los representantes del anti que apoyaban coyunturalmente al presidente Kuczynski argumentaban con vehemencia que el procedimiento de vacancia por incapacidad moral estaba viciado por haber vulnerado la garantía fundamental del debido proceso.

La narrativa que estructuraron fue que no resultaba admisible que aquellos que tenían la obligación legal de pronunciarse (con sus votos) respecto a la posible destitución del jefe de Estado, hayan adelantado opinión sobre la procedencia de la vacancia presidencial sin haber escuchado los descargos del procesado.

Curiosamente, esos mismos que clamaban por el respeto al debido proceso hoy celebran que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) haya adelantado opinión al calificar que el indulto humanitario al ex presidente Fujimori “no cumple con requisitos legales fundamentales, como tampoco con elementos del debido proceso legal e independencia y transparencia de la junta de evaluación técnica”.

¿Acaso la CIDH ya escuchó el informe del Estado peruano sobre este particular? ¿Cómo puede calificar de ilegal un indulto que ha sido expedido de acuerdo al marco constitucional y legal vigente en el Perú? ¿Cómo pueden concluir que no ha habido independencia y transparencia en el procedimiento del indulto?

¿Dónde están los defensores de la institucionalidad democrática de nuestro país? ¿Por qué no reclaman que la CIDH haya emitido una opinión parcializada y violatoria del debido proceso?

El doble rasero de este conocido grupo de fariseos mediáticos es el que los llevó a relajar sus estándares morales respecto a las mentiras del “abuelito bonachón” y sus vínculos con la corruptora Odebrecht; sin embargo, cuando el mismo personaje les mintió a ellos, la cosa tomó un violento giro y ahora exigen la cabeza del “traidor” Pedro Pablo Kuczynski.

Estimado ciudadano, ¿seguirás dejándote guiar por la opinión de estos inconsecuentes?