Martín Vizcarra asumió como presidente este viernes. (AP)
Martín Vizcarra asumió como presidente este viernes. (AP)

El presidente Vizcarra asume una agenda de consenso. Nadie se opondrá al anunciado foco en reconstrucción, educación, competitividad y crecimiento. Pero lo que marcará la diferencia y definirá un cambio vendrá con su estrategia y compromiso anticorrupción. Esa es la clave, el principio de todo.

La corrupción no es un problema nuevo, ni apareció con Odebrecht, pero sus niveles de tolerancia a la misma y de victimización han crecido hasta ser percibidos casi como el principal problema del país.

La última versión del Barómetro de las Américas de LAPOP, Cultura Política de la Democracia en el Perú y las Américas 2016-17, trae datos espeluznantes. Si bien el principal problema es la inseguridad ciudadana (30% lo señala como el principal), la corrupción le pisa los talones. Un 27% de los peruanos considera que la corrupción es el problema más importante (en 2014 solo 10% opinaba lo mismo). Es el nivel más alto de la región, nos sigue Brasil con 19%.

El 33% de peruanos piensa que todos los políticos están involucrados en corrupción. El 44% cree que más de la mitad lo está, un 30% responde que ha sido víctima de la corrupción y 19% señala a la Policía como solicitante de sobornos. Además, 20% de quienes hicieron un trámite dice que en el municipio le pidieron un soborno. Grave.

Del discurso del presidente, el tema anticorrupción será clave. Independencia de poderes, recursos y acciones concretas para hacer efectiva la lucha anticorrupción y cero impunidad. No hay oportunidad para nuestra democracia, ni para nuestra economía, de otra manera.

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