ARLETTE CONTRERAS
ARLETTE CONTRERAS

La decisión de absolver al agresor de Arlette Contreras es una muestra de cuán mal estamos y de lo poco que hemos avanzado en el largo camino hacia una sociedad más justa e inclusiva, sobre todo para las mujeres. Si este fallo judicial se dio por culpa del fiscal, de los médicos legistas o de los jueces; o si está marcado por la corrupción y el poder del agresor, da igual. Sigue siendo la inaceptable absolución de un abusador.

Podemos seguir creciendo, tener la mejor gastronomía, ir al Mundial, podemos seguir contándonos que estar en camino a la OCDE es prueba de que vamos mejorando, pero no. Este fallo, esta falla, muestra que estamos profundamente mal. No hay desarrollo en una sociedad que agrede impunemente a las mujeres. No hay país que progrese si no resuelve los elevados niveles de violencia que enfrenta la mitad de su población.

Hace años el tema de la violencia contra las mujeres está en la agenda pública. El movimiento alrededor de la marcha de #NiUnaMenos de 2016 nos dio esperanza. Miles de mujeres contaron sus historias, hablaron. Miles de hombres entendieron que este no era un tema solo de ellas, sino que nos toca a todos. Miles se involucraron por primera vez en la causa a favor de la equidad de género, desde el sector público, privado y desde la sociedad civil. Hoy esos avances lucen como analgésicos, son curitas que de verdad poco hacen para enfrentar nuestras profundas heridas.

Estamos lejos de encontrar soluciones a la podredumbre que como sociedad hemos legitimado. Hay casos que nos indignan, causas que nos llaman, movilizaciones a las que acudir, y ahí estaremos, pero junto a ello no se ven fuerzas efectivas, ni liderazgos con poder para lograr cambios estructurales. Seguimos solas.

Hay que seguir dando batalla, es un hecho, pero reconozcamos que eso no alcanzará, que todo lo que se avanza, se borra con absoluciones como esta. Nos pegaron, nos agredieron, nos violaron a todas con esta decisión judicial.