Referéndum puede ser aprobado a través de la recolección de firmas del 10% de la población.  (Renzo Salazar/Perú21)
Referéndum puede ser aprobado a través de la recolección de firmas del 10% de la población. (Renzo Salazar/Perú21)

1. Cuando el presidente Martín Vizcarra, después de conseguir la cuestión de confianza en el Congreso, escribe en Twitter “aquí no hay ganadores ni vencidos”, es una muestra de que se siente vencedor. Los fujimoristas, hasta ahora, continúan sintiéndose derrotados en esta confrontación, y deben estar preparando una celada que les permita, por lo menos, emparejar el resultado. La derrota no solo ha sido política sino, también, moral.

2. En realidad, los fujimoristas se han visto obligados a hacer lo que no querían; en política, eso se llama aquí y en todo el mundo una derrota. Que el resultado favorece al país está fuera de discusión; por eso, duele más el golpe en la subjetividad y la ira de la bancada de FP. Salvo lo sucedido en el 2000, después de los ‘vladivideos’, no se había conseguido un aislamiento casi total del fujimorismo (salvando las proporciones), a partir de la convergencia de los medios, la calle movilizada y la unidad del centro, el progresismo y la izquierda (¿qué le pasa al Frente Amplio?).

3. El discurso de Vizcarra del 28 de julio permitió retomar la iniciativa al Ejecutivo; después, los audios de la corrupción y la equivocada defensa del fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, entre otras culpas y errores de sus voceros, consiguieron que la ciudadanía identificara al fujimorismo como el primer responsable de la crisis. El discurso de Villanueva, producto de la provocación (“mamarracho”), marcadamente político y sin tapujos, pero en la línea de las declaraciones del presidente, fue bien visto por la ciudadanía.

4. La acusación de Keiko de que el Ejecutivo confabulaba un golpe de Estado contra el Parlamento y la premura del congresista Luis Galarreta al exigir que el presidente Vizcarra se comprometa públicamente a que no va a postular a la Presidencia en 2021 son muestras de la trascendencia estratégica que para los fujimoristas ha significado esta derrota.