Ayer, miles de personas marcharon para que el fiscal de la Nación renuncie a su cargo, a ellos, Pedro Chávarry les dijo que están siendo utilizados.(GEC)
Ayer, miles de personas marcharon para que el fiscal de la Nación renuncie a su cargo, a ellos, Pedro Chávarry les dijo que están siendo utilizados.(GEC)

La guerra entre el Ejecutivo y la mayoría congresal (28/7- 31/12) comprendió varias escaramuzas y dos batallas. La del referéndum del 9 de diciembre, ganada por el presidente de la República, Martín Vizcarra, y la iniciada con una emboscada en la noche del 31 de diciembre por el fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, al sacar a los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela del caso Lava Jato.

Chávarry no tomó la decisión porque se sentía ofendido por los fiscales que daba de baja. El ají molido entre las partes venía desde bastante antes.
El fiscal de la Nación esperó la oportunidad de la sorpresa y, además, con el cálculo de que la crisis que causaría en el Ministerio Público (MP) impidiera culminar el acuerdo de colaboración eficaz con Odebrecht el 11 de enero (como ya ocurrió). De ahí su complicidad con quienes están comprometidos con la corrupción.

Se transmitió antes de Año Nuevo, cuando el presidente había viajado a Brasil y Chávarry conseguido a los fiscales reemplazantes. Se esperaba que la ciudadanía por las fiestas no reaccionara y recién después del regreso del presidente Vizcarra, el miércoles 2 de enero, el Gobierno se daría tiempo para responder.

El 5-6 ya eran fin de semana. Y el lunes 7 ya estaría todo consumado. Los nuevos fiscales no tendrían la experiencia anterior para el próximo interrogatorio a Barata y otros.

Pero se equivocaron. Desde esa misma noche, la población indignada salió a las calles. Vizcarra condenó la decisión de Chávarry y adelantó su regreso. Presentó un proyecto de ley declarando en emergencia al Ministerio Público. Los fiscales suplentes renunciaron y Chávarry tuvo que reponer a los fiscales Vela y Pérez.

¡Fuera Chávarry!

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